Palabras de espiritualidad

¡Acudamos al auxilio de nuestra Madre Celestial!

  • Foto: Bogdan Zamfirescu

    Foto: Bogdan Zamfirescu

“¡Acudamos todos a la Santísima Virgen, porque todos los santos se postran ante ella y ante ella oran!”.

Podría escribirse un libro entero sobre los milagros de la Madre del Señor “del Pronto Auxilio”, si, por ejemplo, leyéramos la correspondencia del Monasterio Dochiariou con el exterior. De hecho, esto es algo que nos piden muchas personas. Está comprobado que, quienes entonan el Cánon a la Virgen o su Paráclesis, reciben un consuelo inmediato, además del valor que necesitan para vencer las adversidades. Son muchos los que recitan la Paráclesis cada día en sus hogares, en su lugar de trabajo, o incluso cuando viajan. Lo que dice el Venerable Nicodemo en el Canon: “Todos pronuncian el nombre de Aquella que nos da su Pronto Auxilio…” es, hoy en día, una feliz realidad.

El último de los grandes ancianos, el padre Efrén de Katunakia, solía recomendar esto a quien lo buscaba para pedirle consejo: “Póstrate frente al ícono de la Madre del Señor, recita su Paráclesis, y ella te dirá lo que tienes que hacer”. Y este era el llamado auténtico de los aghioritas: “¡Acudamos a la Madre del Señor!”. Este venerable padre espiritual, cuya grandeza siempre estuvo ligada al hecho de que ponía todas sus esperanzas en la Madre del Señor y no en sus propias virtudes, enviaba a todas las personas a hacer la Paráclesis. Y decía: “¡Acudamos todos a la Santísima Virgen, porque todos los santos se postran ante ella y ante ella oran!”.

También nosotros, a quienes el don de la Theotokos nos trajo al Santo Monte Athos, tenemos que elevar nuestros ojos hacia ella cada vez que la vida quiera aturdirnos, y cantarle: “Nosotros, tus miserables siervos, no tenemos otra protectora. Por eso, a ti clamamos: ¡Libra, oh Virgen, de todo peligro a este santo monasterio y a quienes lo visitan con devoción!”.

(Traducido de: Maica Domnului, Grabnic-Ascultătoarea, Editura Bizantină, 2017, pp. 61-63)