Amor y caridad. Su importancia en el camino a la salvación
No hay nada que sirva tan plenamente a Dios, como la misericordia hacia nuestro semejante, porque no existe nada más propio de Él, que la misericordia. Ciertamente, debemos ofrendarle a Dios misericordia y verdad, más que juicio, amando a los demás, para que se nos dé, a cambio, el amor de Aquel que es justo. Esto, porque la caridad es la medida de Su balanza.
Cada una de estas virtudes es un camino a la salvación, llevándonos inequívocamente a una de las moradas eternas y felices, porque, así como son distintas las elecciones que asumimos en esta vida, también lo son las moradas de Dios, diferentes de acuerdo a los méritos de cada quien. Que alguno avance por el camino recto de alguna virtud, otro por el camino andado por algún otro, otro por el camino de la mayoría y otro por el camino de todos. Pero, si es posible, lo importante es que desee llegar lejos y seguir sin vacilar las huellas de nuestro buen guía y conductor en esta senda a la felicidad eterna, tan estrecho como su misma puerta.
Y si nos atenemos a lo dicho por Pablo y el mismo Cristo, debemos considerar el amor como el primer y más importante mandamiento, cabeza de las leyes y los profetas. Su mayor fuerza se halla en el amor a los pobres, en la compasión y al sufrir el dolor de los demás. No hay nada que sirva tan plenamente a Dios, como la misericordia hacia nuestro semejante, porque no existe nada más propio de Él, que la misericordia. Ciertamente, debemos ofrendarle a Dios misericordia y verdad, más que juicio, amando a los demás, para que se nos dé, a cambio, el amor de Aquel que es justo. Esto, porque la caridad es la medida de Su balanza.
(Traducido de: Sfântul Grigorie Teologul, Despre iubirea de săraci, Editura Arhiepiscopiei Sucevei și Rãdãuților, pp. 12-13, Suceava, 2006)