La nostalgia por el paraíso es el sentimiento de que somos de este mundo, pero sin pertenecerle. Es sentir que el mundo de nuestro espíritu no es idéntico al mundo que nos rodea; que estamos en medio de este mundo como descendientes exteriores de un orden alto de existencia, que nos es rechazado, y que por esta razón no nos podemos adherir completamente a la condición de la miseria terrenal, en la cual nos sentimos marginados y que, finalmente, todo lo que en nuestro ser armoniza místicamente con la eternidad nos incita a dejar atrás la forma actual de existencia y a conquistar un modo superior y perfecto, concebido en antinomia con el de aquí y ahora.

La nostalgia del paraíso es, así, el sentimiento de nuestra antinomia existencial, de seres libres en espíritu, pero objetados por unos límites que nos parecen fatales; de seres infelices, pero que ardemos de ser por la felicidad absoluta. La nostalgia es, así, el dolor de no estar más en el lugar de antes, al que el recuerdo conserva siempre presente, como un nicho de la felicidad perdida.

La nostalgia del paraíso no es más la añoranza de nuestra casa o de nuestro país, sino la añoranza de la patria celestial del espíritu inmortal. La idea del paraíso, es decir, de un lugar que fue o será el de la felicidad eterna, es universal para la humanidad.

(Traducido de: Arhimandritul Paulin Lecca, Adevăr și Pace, Tratat teologic, Editura Bizantină, București, 2003, pp. 155-156)