Apotegmas sobre la fe
Así como sufren perjuicio los que dan oro y reciben a cambio barro, de igual manera se perjudican los que sin meditar profundamente pretenden mostrarle a los demás sus experiencias y estados espirituales.
Así como es imposible que el hambriento deje de pensar en un trozo de pan, así también es imposible que el que busca la salvación de su alma deje de pensar en su propia muerte y en el juicio futuro.
Así como el agua borra la tinta en una hoja de papel, así también las lágrimas borran los pecados.
Así como uno que no tiene agua para borrar lo escrito, lo hace utilizando otros medios, de igual manera las almas que no tienen lágrimas desvanecen sus pecados por medio de la tristeza y los suspiros.
Así como la basura acumulada sirve como criadero de gusanos, así también la comida abundante es semillero de incontables tentaciones carnales, pensamientos insensatos y sueños vergonzosos.
Así como uno que tiene los pies atados no puede caminar, así también el esclavo de la avaricia es incapaz de alzarse a los Cielos.
Así como es imposible que un muerto ande, también lo es que se salve quien ha perdido la esperanza.
El que hace el bien, sin tener fe, se asemeja a uno que saca agua del pozo y la vierte en una vasija rota.
Así como una nave que tiene un buen capitán llega indemne, con la ayuda de Dios, a su destino, de igual forma el alma que tiene un buen guía espiritual alcanza fácilmente los Cielos, aunque haya tenido innumerables pecados.
Así como un enfermo grave no puede sanar inmediatamente, así también es imposible vencer, sin esfuerzo, cualquier pasión.
Así como sufren perjuicio los que dan oro y reciben a cambio barro, de igual manera se perjudican los que sin meditar profundamente pretenden mostrarle a los demás sus experiencias y estados espirituales.
(Traducido de: Glasul Sfinţilor Părinţi, traducere Preot Victor Mihalache, Editura Egumeniţa, 2008, pp. 129-130)