¡Aprendamos a reconocer nuestra debilidad y nuestro estado de pecadores!
Solamente el que está sano y libre de pasiones puede instruir a otros, porque, ¿de qué le sirve a alguien construir la casa de otro, mientras derriba la suya?
Dijo el abbá Pimeno:
—Solamente el que está sano y libre de pasiones puede instruir a otros, porque, ¿de qué le sirve a alguien construir la casa de otro, mientras derriba la suya? (...)
Alguien le preguntó:
—¿Cuánto sufrió el abbá Nistero por su discípulo?
Respondió el abbá Pimeno:
—Si hubiera sido yo, le habría colocado una almohada debajo de la cabeza.
Le dijo el abbá Anuv:
—¿Y qué le habrías dicho a Dios?
Le respondió el abbá Pimeno:
—Seguramente, estas palabras: “Tú dijiste: saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano” (Mateo 7, 5).
En otra ocasión, dijo el abbá Pimeno: “El hambre y el sueño nos impiden ver el mal que nos acecha”.
(Traducido de: Patericul, ediția a IV-a, revizuită, Editura Reîntregirea, Alba-Iulia, 2004, p. 198)