Cada pasión nos aparta de Dios
Los necios e inexpertos desprecian las palabras y no quieren obedecerlas, si estas reprenden su torpeza; al contrario, quisieran que todos fueran como ellos.
Los necios e inexpertos desprecian las palabras y no quieren obedecerlas, si estas reprenden su torpeza; al contrario, quisieran que todos fueran como ellos. Del mismo modo, los que llevan una vida disoluta se esmeran en demostrar que los demás son peores que ellos, pretendiendo parecer inocentes entre tantas maldades.
Si en un alma débil perviven estos pecados: el desenfreno, el orgullo, la gula, la ira, la verborrea, la furia, el homicidio, las lamentaciones, la envidia, la codicia, el dolor, la mentira, el placer, la pereza, la tristeza, el temor, el odio, la ignorancia, la desviación del camino correcto, el engaño y el olvido de Dios, esa alma se oscurece y se pierde. Y es que con esas cosas —y otras semejantes—, la pobre alma se condena a sí misma, al apartarse de Dios.
(Traducido de: Sfântul Antonie cel Mare, Învățături despre viața morală, traducere de Pr. Prof. Dumitru Stăniloae, în „Filocalia”, vol. I, Sibiu, 1947, p. 5)