¿Casarse o guardar el celibato? El rol de la oración en este dilema
En algún momento la balanza se inclinará hacia alguno de los dos lados.
Que no te atormente el dilema de elegir entre el matrimonio y el celibato. Es verdad que vendrán días en los que sentirás el anhelo físico y espiritual de casarte, y otros en los que ese sentimiento disminuirá, porque te llenará otro, el del anhelo divino, más alto que el matrimonio. Cuando aparezcan las tentaciones del cuerpo, no intentes alejarlas con violencia, porque el maligno te las hará aún más atractivas y, así, te terminará dañando. Es mejor enfrentarlas con calma, transformándolas, de deseos pecaminosos, en deseos legítimos. Repítete: “Si Cristo así lo quiere, algún día me casaré; sólo entonces conoceré los placeres conyugales”..
Y cuando nuevamente aparezca el anhelo de la castidad, recíbelo con agradecimiento, cultivando en misterio el arte de la santidad. En algún momento la balanza se inclinará hacia alguno de los dos lados. Hay quienes se esfuerzan luchando contra sus pasiones y pecados, y otros, amando a Cristo y a Su voluntad. Los primeros quizás logran pocas cosas, porque su lucha es muy dura, mientras que los últimos consiguen cosas grandes. ¿Por qué? Porque cuando amas a Cristo, los pecados y las pasiones pierden todo su atractivo, ante la alegría que sientes amándolo a Él. Cuando amanece y empieza a aparecer la luz del día, la oscuridad se desvanece por completo.
(Traducido de: Sfântul Părinte Porfirie Kafsokalivitul, Antologie de sfaturi şi îndrumări, Editura Bunavestire, Bacău, pp. 110-111)