Cómo cultivar la humildad
Si empiezas a mostrar algunos gestos de humildad no significa necesariamente que ya eres humilde, porque esto se demuestra sólo con el tiempo y las pruebas.
La humildad, de acuerdo a lo que dicen los Santos Padres, es lo único que puede vencer al maligno, porque éste, careciendo de ella, ni siquiera la conoce. Lo mismo pasa con nosotros: no podemos entenderla, si no es gradualmente y al practicarla día tras día.
Si empiezas a mostrar algunos gestos de humildad no significa necesariamente que ya eres humilde, porque esto se demuestra sólo con el tiempo y las pruebas. La humildad significa, en primer lugar, darnos cuenta que no podemos hacer nada sin Dios; asimismo, consiste en no devolver mal con mal, asumir nuestros errores y aceptar las ofensas, las enfermedades y los problemas, como si vinieran del mismo Dios.
El Profeta David dice: “con el humilde, humilde te harás, mas con el necio, te harás también necio”. De la misma manera, los Santos Padres nos dicen que no es bueno ser dócil allí donde la mansedumbre es considerada estupidez. Son aspectos que no podríamos distinguir sin un poco de discernimiento, pero la condición fundamental de ésto es tener humildad, una fe activa y pasar por todas sus etapas.
(Traducido de: Singhel Ioan Buliga, Provocările creștinului ortodox în zilele de astăzi, Editura Egumenița, Galați, 2012, p. 374)