A menudo, los padres pretenden desarrollar la independencia del niño forzándole a dormir solo, pero al mismo tiempo sienten temor de enviarlo a comprar pan a la tienda de al lado.

Pero la separación normal del niño en edad pre-escolar y el pequeño escolar se consigue cuando aprenden a sentirse cómodos sin su mamá en un colectivo de pequeños, a comunicarse con los amigos de la familia y con sus parientes, y a dormir lejos de casa sin sentirse intranquilos; además, a dirigirse sin rubor a su maestra, al vendedor o al portero del edificio.

A los siete u ocho años el niño es ya capaz de ir solo a la tienda y ejecutar determinadas tareas domésticas. En otras palabras, hay muchísimos medios de desarrollar la autonomía del niño, sin forzarlo con pretensiones más grandes que sus propias capacidades. Y cuando se sienta suficientemente fuerte psíquicamente, expresará su deseo de dormir separado. Tristemente, muchos padres contemporáneos no tienen la suficiente paciencia para esperar que esto suceda.

(Traducido de: Educarea copilului: sfaturi ale duhovnicilor și psihologilor ortodocși, traducere din limba rusă de Adrian Tănăsescu-Vlas, București, Editura Sophia, 2013, p. 120)