Cómo elegir el camino para llegar al Paraíso
Si sabes recorrer hasta el fin el camino que lleva a la perfección, no serás más un mortal, sino uno que pertenece ya al Cielo.
Gracias a su humildad, el publicano se alzó más alto que el arrogante fariseo (Lucas 18, 10). Es mejor el celibato, sí, pero si se mezcla con el mundo y se vuelve terrenal, es peor que un matrimonio en virtud. Excelsa es la vida de quienes viven en la austeridad y la soledad de la montaña, pero a menudo el envanecimiento viene a tentarlos, haciéndolos caer en pecado. Porque, al no comparar su virtud con la de otros, más grande aún, permiten que en su corazón crezca una torpe altivez y muchas veces, con la cabeza llena de estas ideas, cual enardecidos potros, salen de su aislamiento y atraviesan los bordes del camino.
Por eso, mejor levántate con ligeras alas o quédate abajo y avanza en seguridad, no sea que por causa de tus cargas, tus alas se dirijan al suelo y, enalteciéndote, termines cayendo de una forma lamentable. Una nave pequeña, pero con pernos fuertemente apretados, puede transportar de mejor manera una pesada carga, que una nave más grande, pero mal asegurada.
Estrecho es el camino que lleva a la puerta divina (Mateo 7, 14), pero hay muchos senderos que llevan a ese único camino. Algunos, cuyo carácter los inclina a las cosas del mundo, eligen un sendero, otros eligen uno distinto, pero buscando siempre el camino estrecho. No a todos les gusta la misma comida, y tampoco una sola forma de vida se adecúa a todos los cristianos. Sin embargo, lo mejor para todos son las lágrimas, la vigilia y el esfuerzo, la continencia en las terribles pasiones, la renuncia a la saciedad, ponerse en las manos de Cristo y el estremecimiento por el día que ha de venir. Si sabes recorrer hasta el fin el camino que lleva a la perfección, no serás más un mortal, sino uno que pertenece ya al Cielo.
(Traducido de: Sfântul Grigorie de Nazianz, Poeme autobiografice, în Jean Bernardi, Grigorie din Nazianz - Teologul şi epoca sa, Ed. Deisis, 2002)