¿Cómo empezar a orar?
Hay también una dirección, hacia la cual oramos: usualmente, lo hacemos viendo hacia el Levante, porque sabemos que desde ese punto se mostrará el Hijo de Hombre, como un relámpago, cuando venga a resucitar a todos, para juzgarnos.
Hay también una dirección, hacia la cual oramos: usualmente, lo hacemos viendo hacia el Levante, porque sabemos que desde ese punto se mostrará el Hijo de Hombre, como un relámpago, cuando venga a resucitar a todos, para juzgarnos. No hace mucho se leyó en las iglesias un Evangelio sobre un chico que estaba poseído, a quien los Santos Apóstoles, a pesar de los ruegos del padre del muchacho, no fueron capaces de sanar. Cuando le preguntaron a Jesús,
“¿Por qué nosotros no pudimos sanarlo, Maestro?”
Aquel les respondió:
“Esta clase de demonios no puede ser expulsado sino con ayuno y oración”.
Normalmente, la oración debería ir acompañada del ayuno y, desde este punto de vista, es bueno que, cada mañana, la oración se haga antes de desayunar. Esto presupone un estado mínimo de ayuno. Porque un estómago lleno no ayuda a la oración. Esto lo sabemos por experiencia. Es muy importante que la oración se acompañe de fe, entendiéndose ésta como el intelecto sobre el cual ya les hablé, es decir, una oración consciente de todo lo que puede lograr.
(Traducido de: Mitropolitul Bartolomeu Anania, Rugăciunea, izvor de putere în încercările vieții, Editura Doxologia, Iași, 2013, pp. 16-17)