Cómo empieza en nosotros la vida cristiana
Hay un momento, uno a considerar seriamente, que evidencia con fuerza el sentido de nuestra vida, y es cuando comenzamos a vivir en verdad como cristianos.
Hay un momento, uno a considerar seriamente, que evidencia con fuerza el sentido de nuestra vida, y es cuando comenzamos a vivir en verdad como cristianos. Es el momento en el que empiezan a hacerse evidentes los rasgos de la vida cristiana en nosotros. Porque la vida cristiana consiste tanto en la devoción, como en la capacidad de permanecer en comunión con Dios y en la incesante labor de cumplir con Su santísima voluntad, de acuerdo a nuestra fe en el Señor Jesucristo, con la ayuda de la gracia Divina, para enaltecer Su santísimo nombre. El centro de la vida cristiana es la comunión con nuestro Señor Jesucristo, que al comienzo permanece oculta no sólo a los demás, sino también al que la experimenta. El testimonio de esta vida interior es la ardiente búsqueda de saber cómo agradarle a Dios, desde luego de una forma cristiana, con un perfecto abandono de sí mismo y odiando todo lo que se opone a tal forma de vida.
(Traducido de: Sfântul Teofan Zăvorâtul, Cale spre mântuire, traducere de Bogdan Pârâială, Editura Bunavestire, Bacău, 1999, pp. 22-23)