“El Paraíso es el amor de Dios, en el cual vive el goce de todas las felicidades”, dice San Isaac el Sirio.

¿Quién puede describir cómo es el Paraíso? Ni siquiera el Santo Apóstol Pablo lo hizo, porque hubiera significado hablar de algo que nadie ha visto ni oído.

Las fuerzas humanas no podrían nunca comprender semejante belleza, porque se trata precisamente de algo que está fuera del alcance de la naturaleza humana. La naturaleza humana perdió, por causa del pecado, el paraíso del Edén, pero no para siempre. Dios nos dio la oportunidad de encontrar ese paraíso en la tierra de la contrición.

Hallándose en medio de las espinas de este mundo, el hombre tiene el deber de trabajar la tierra de su alma y encontrar ese paraíso, mismo que nos fuera dejado por nuestro Señor Jesucristo, con Su Sacrificio.

(Traducido de: Părintele Iustin Pârvu, Daruri duhovnicești, Editura Conta, 2007, p. 129)