Palabras de espiritualidad

¿Cómo puedo conocer a Dios?

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Translation and adaptation:

Desde luego que la mayoría de cristianos saben bien que “conocer a Dios” es la obra más grande del hombre en este mundo...

¿Cómo puede ver a Dios el hombre?

—Antes de pasar a explicarlo, es necesario recordar lo que dice San Barsanufio: “Cuando veas que estás a punto de ponerte a hablar de Dios, acuérdate de que el silencio es más prodigioso y más beatífico que cualquier conversación” (Filocalia, XI). Interpretando lo anterior, el padre Dumitru Stăniloae dice: “Dios es más excelso que la palabra. Lo principal es sentir Su presencia como una fuerza que supera a la palabra. Y la sientes intensamente, por medio de la responsabilidad que ha despertado y mantiene en ti. Los Santos Padres nos advierten que es errado y peligroso hablar de Dios con palabras; así, San Juan Climaco nos llama la atención: “Hablar de Dios con palabras resulta equivocado y riesgoso para los imprudentes. Es verdad que los ángeles conocen la palabra de amor, pero solamente gracias a la iluminación. El amor es Dios. Y quien quiera conocer Sus límites, se asemejará a aquel que, siendo ciego, pretende enumerar los granos de arena que hay en el fondo del océano (Filocalia IX).

Desde luego que la mayoría de cristianos saben bien que “conocer a Dios” es la obra más grande del hombre en este mundo; esto puede verificarse con las palabras del mismo Cristo, en la definición que le dio a la vida eterna, al pronunciar la oración sacerdotal que quedó consignada en el Evangelio según San Juan: “Esta es la vida eterna: que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero, y al que Tú has enviado, Jesucristo” (Juan 17, 3). Para entender mejor el conocimiento e, implícitamente, la visión de Dios, lo diremos así: el conocimiento es la acción de ver a la persona, en este caso, a Dios. Pero, para conocer a alguien debemos tener una cualidad de primera mano, tal como dice San Antonio el Grande: “El camino al conocimiento de Dios es la bondad (...) La peor enfermedad del alma, su ruina y su perdición, consiste en no conocerlo a Él, Quien hizo todo para el hombre, otorgándole una mente y el don de la palabra, por medio del cual, alzándose, este llega a unirse con Dios, entendiéndolo y exaltándolo”, porque “conoce a Dios y es conocido por Dios aquel que se esfuerza sin cesar en mantenerse unido a Él. Y se mantiene unido a Dios aquel que es bueno en todo y sabe vencer todos los placeres, no por no poder permitírselos, sino que renunciando a ellos por su propia voluntad y templanza”. (Filocalia, I). Quizás la definición que San Diadoco de Fótice nos da sobre el “conocimiento y visión” de Dios sea más concisa y fácil de entender: “Olvidarte de ti mismo cuando piensas en Él“.

(Traducido de: Preasfințitul Calinic Episcopul Argeșului, Veșnicia de zi cu zi, Editura Episcopiei Argeșului)