¿Cómo sanar las heridas de la lucha espiritual?
No temas. Es una lucha, por tanto tendrás que sufrir heridas.
- Padre, entro en pánico cuando, en mis esfuerzos, sufro alguna caída (espiritual).
- No temas. Es una lucha, por tanto tendrás que sufrir heridas. Y estas pueden ser sanadas sólo por medio de la confesión. Cuando los soldados son heridos al combatir, inmediatamente se dirigen al médico, quien los cura, los venda y les permite volver a la batalla, con el alma llena de entusiasmo. Con esto adquieren una mayor destreza y experiencia para evitar futuras heridas, protegiéndose de mejor manera. Lo mismo sucede con nosotros, cuando somos heridos en nuestros empeños. No debemos perder el valor, sino correr lo antes posible al médico —nuestro padre espiritual— y mostrarle la herida para que nos dé el medicamento espiritual adecuado y así podamos continuar con nuestra “buena lucha”. Lo malo es cuando no buscamos conocer a los terribles enemigos del alma, los vicios, y no nos esforzamos en matarlos.
(Traducido de: Cuviosul Paisie Aghioritul, Nevoinţă duhovnicească, Editura Evanghelismos, Bucureşti, p. 259)