¿Cómo santificarnos cada día de nuestra vida?
Conságrale a Dios una oración pura y humilde! Su agradable aroma te acercará a tu ángel, para tu protección.
Cuando te despiertes por la mañana, piensa que Dios te ha dado algo que tú solo no podrías conseguir y aparta la primera hora, o al menos el primer cuarto de hora del día que has recibido, y ofréceselo a Dios cual sacrificio, en una oración de agradecimiento y de piadosa petición.
Si haces esto con el debido celo, en esa misma medida estarás santificando tu día, y con mayor decisión podrás enfrentar las tentaciones que se interpongan en tu camino durante la jornada que empieza. Asimismo, cuando te acuestes, piensa que Dios te ofrece el descanso de tus afanes. ¡Conságrale a Dios una oración pura y humilde! Su agradable aroma te acercará a tu ángel, para tu protección.
(Traducido de: Ieromonah Arsenie Boca, Vreau să schimb lacrimile voastre în bucurie, Editura Agaton, Făgăraş, 2014, p. 204)