¿Hay alguna otra forma de hacer que las personas cambien, y no necesariamente por medio de las tribulaciones y las pruebas?

—Antes de que Dios permita que enfrentes una prueba, ha intentado corregirte con Su bondad, pero usualmente no lo entendemos, y por eso es que Él da Su permiso para que venga la tentación. Pongamos como ejemplo el caso de un niño travieso: al comienzo, su padre le habla con suavidad, hasta le consiente sus caprichos; pero al ver que el niño no cambia, el padre cambia su actitud y se torna severo, con tal de remediar la actitud del pequeño. Lo mismo sucede con Dios: a menudo, cuando alguien no entiende de buenas maneras, Él permite que la persona enfrente alguna prueba y así pueda espabilar. Si no hubiera algo de dolor, enfermedades, etc., las personas se convertirían en auténticas fieras y no se acercarían a Dios.

(Traducido de: Cuviosul Paisie Aghioritul, Viața de familie, traducere din limba greacă de Ieroschimonah Ştefan Nuţescu, Editura Evanghelismos, București, 2003, p. 209)