Conocerse a uno mismo
Solamente esta humilde acción del alma, en su búsqueda de la verdad, junto con Aquel que pronunció la ley eterna para todos los hombres: “Sin Mí no podéis hacer nada”, lleva al hombre a su objetivo: la vida y la felicidad eternas.
La acción principal del espíritu del hombre consiste en vigilar con seriedad el estado del alma, las actividades de sus distintas facultades y la convicción profunda (del alma) de su propia debilidad, de su fragilidad, de su nulidad. En esto consiste el conocimiento de uno mismo.
Solamente esta humilde acción del alma, en su búsqueda de la verdad, junto con Aquel que pronunció la ley eterna para todos los hombres: “Sin Mí no podéis hacer nada”, lleva al hombre a su objetivo: la vida y la felicidad eternas, ya desde esta vida, con Dios y en Dios.
El Mismo Señor Jesucristo nos enseña que “el Reino de Dios está dentro de nosotros” y que podemos conocer desde ya la felicidad del Paraíso. Esta labor del conocimiento prosigue incluso después de morir.
(Traducido de: Părintele Mitrofan, Viața repausaților noștri și viața noastră după moarte, Editura Credința strămoșească, Petru Vodă – Neamț, 2010, p. 344)