Cuanto menos creas que Dios se preocupa por ti, más te preocuparás por ti mismo. Esto, no sea que, si aún sientes alguna reticencia por haberte dejado en manos de Dios, te asalte la duda de que no hiciste bien en dejarte enteramente Sus manos. Así, cuando no crees completamente que Dios cuidará de ti, aparece necesariamente la preocupación por cuidarte tú mismo. Por otra parte, una fe débil disminuye de forma objetiva la acción de Dios sobre ti, porque no te has abierto completamente a Él. La fe es la puerta de entrada de Dios en tu ser y en tus acciones.

El hombre que cree en Dios, tiene a Dios a su lado y también en su interior. La fe y la oración son la señal de la acción de Dios en el hombre. Cuiando piensas en alguien, te estás comunicando con él. Con mayor razón, estás en comunicación con Dios cuando piensas en Él con toda confianza y cuando le diriges tus peticiones de auxilio.

(Traducido de: Alexandru Prelipcean, Spiritualitate creștină și rigoare științifică: Notele de subsol ale Filocaliei românești. Volumul I, Editura Doxologia, Iași, 2013, p. 249)