Palabras de espiritualidad

Cristo, medicamento de nuestra vida

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Cristo derrama Su sangre en los corazones de quienes comulgan, para que de ahora en adelante respladezca en su interior la vida misma del Señor.

Si alguien dice que está enfermo y pide ser sanado, el Señor no solamente viene para conocer ese padecimiento con Sus propios ojos y hace todo para que la persona sane, sino que Él mismo se hace medicamento y alimento para favorecer dicho proceso de sanación. Y cuando necesitamos renovar nuestro ser, el Señor nos da un poco del Suyo, de Su propio cuerpo, y pone en orden todo lo que estaba mal en nosotros, dándonos incluso de lo que es Suyo.

Para esta renovación no utiliza la misma materia que utilizó en la primera creación, porque entonces usó solamente la arcilla, y ahora da Su propio cuerpo para restaurar nuestra vida. Y esto lo hace no solamente para rehacer la naturaleza enferma de nuestra alma, haciéndola más buena, sino que derrama Su sangre en los corazones de quienes comulgan, para que de ahora en adelante respladezca en su interior la vida misma del Señor.

(Traducido de: Sfântul Nicolae CabasilaDespre viața în Hristos, Editura Institului Biblic și de Misiune Ortodoxă, p. 139)