Palabras de espiritualidad

Cuando despreciamos el llamado de Dios…

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

¡Qué palabras tan estremecedoras, hermano! Eso es lo qe sucederá con aquellos que desprecien el llamado divino.

Hermano cristiano, mantengamos en mente estas palabras divinas: “Os digo que ninguno de aquellos invitados probará Mi cena”. He aquí cómo se enfada el Señor con los que son desagradecidos, quienes son llamados a viva voz por Él para que vengan a la felicidad eterna, a la gloriosa y dulcísma Cena, y quienes, despreciando Su bondad, prefieren la honra del mundo, las riquezas y el bienestar pasajero, así como los demás tesoros del mundo. “Ninguno de los invitados probará Mi cena”.

Cuando salieron de Egipto, los israelitas se lamentaron: “¿Quién nos dará carne para comer? ¡Cómo echamos de menos el pescado que gratuitamente comíamos en Egipto, los pepinos, melones, puerros, cebollas y ajos!” (Números 11, 4). Al escuchar esas quejas, el Señor montó en cólera y envió Su fuego entre ellos. Hermano, los israelitas y sus lamentos son como esos cristianos de hoy que prefieren la felicidad temporal, antes que la felicidad eterna y celestial, tal como los israelitas dijeron preferir la carne de los egipcios antes que el maná de Dios. Por eso fue que Él se enfadó, y no fue un fuego perecedero, sino uno eterno, el que se encendió entre ellos. “Ninguno de los invitados probará Mi cena”. ¡Qué palabras tan estremecedoras, hermano! Eso es lo qe sucederá con aquellos que desprecien el llamado divino.

(Traducido de: Sfântul Tihon din ZadonskComoară duhovnicească, din lume adunată, Editura Egumenița, Galați, 2008, p. 75)