Cuando el hombre busca volver a su Creador…
Llevando en su interior el soplo vivificador de Dios e invocando Su Nombre, el hombre atrae hacia sí Su “visita” (Job 7, 18).
La oración es el regreso del hombre a Dios, es la búsqueda de la luz del Creador por parte de la criatura. Llevando en su interior el soplo vivificador de Dios e invocando Su Nombre, el hombre atrae hacia sí Su “visita” (Job 7, 18). Así, el hombre de oración deviene en “iglesia de Dios” (I Corintios 3, 16), y el Señor vuelve Sus ojos y Su corazón hacia él, y lo marca con Su Nombre.
Esta colaboración, en el retorno del hombre hacia Dios y de Dios hacia el hombre, genera un vínculo personal, una comunión entre ambos. Para el hombre, ese lazo es profundo y vivificador. Así pues, la oración es el medio más valioso, sin el cual la comunión entre el hombre y Dios no es posible.
(Traducido de: Arhimandritul Zaharia Zaharou, Lărgiți și voi inimile voastre!, Editura Reîntregirea, Alba-Iulia, 2009, pp. 149-150)