A los jóvenes indecisos en la elección de su carrera profesional, les digo: ‟Analicen qué materia les gusta más, de manera que puedan dedicarse a aquello que es realmente su vocación”. Si no tienen enraizada en su ser la inclinación a lo que quieren dedicarse, intento convencerlos de que prioricen lo que en verdad es su llamado. Es decir, los exhorto a estudiar la ciencia que realmente quieren y a practicar el oficio que más les atrae, eso sí, según sus posibilidades, pero confiándoselo a Dios.

Por ejemplo, si lo que le interesa al joven es la música, le aconsejo que estudie para hacerse músico o cantante de iglesia, para que con su vida y su arte pueda ayudar a quienes le escuchen a amar la Iglesia y la oración.

¿Hay alguien a quien le interese la pintura? Que se haga pintor, y que se dedique a pintar íconos con toda devoción, porque, quién sabe si alguna de sus obras podría devenir en un ícono milagroso.

No importa la ciencia o la materia que le interese a la persona, lo importante es entregarse a ella y practicarla con la mejor disposición del alma.

(Traducido de: Cuviosul Paisie Aghioritul, Viața de familie, traducere din limba greacă de Ieroschimonah Ștefan Nuțescu, Editura Evanghelismos, București, 2003, p. 180)