Los Santos Padres insisten mucho en la necesidad de practicar el silencio. De forma maravillosa, el Anciano Isaías aconseja:

“La sabiduría consiste no sólo en el hecho de no hablar tanto, sino en saber cuándo hablar. ¡En la ciencia de callar y en la ciencia de hablar! ¡Piensa antes de hablar y contesta de forma debida! ¡Aún sin serlo, considérate un ignorante, para alejar muchísimas tentaciones! No te envanezcas de tus conocimientos, porque nadie sabe nada. ¡Y la corona de esto es llegar a reprenderte a ti mismo, hacerte menos que tu semejante y esperar en Dios!”.

Cualquier palabra que digas debe tener un propósito claro, ¡un propósito elevado! Hablar en vano nos aleja de los objetivos más altos determinados para el lenguaje humano.

(Traducido de: Arhimandrit Serafim Alexiev, Tâlcuire la Rugăciunea Sfântului Efrem Sirul, traducere din limba bulgară de Gheorghiță Ciocioi, Editura Sophia, București, 2011, p. 53)