Cuando oramos con los ángeles
Si los mismos ángeles se estremecen cuando cantan y oran durante los oficios litúrgicos, también nosotros debemos presentarnos con un corazón puro y con temor.
El ángel del Señor viene a todos los que creen en Dios... si no lo ahuyentamos con nuestras maldades. Porque, tal como el humo ahuyenta a las abejas, y a las palomas el mal olor, a nuestro ángel custodio lo alejan nuestros pecados. “No dejes que tu pie dé un paso en falso, que no duerma tu guardián”, dice la Escritura. Porque, permitir que tu mente se disperse cuando oras, es igual que presentarte ante el rey y después darle la espalda, prefiriendo conversar con la servidumbre.
Entonces, hermanos, que cada uno examine la forma en que permanece en la iglesia. Si los mismos ángeles se estremecen cuando cantan y oran durante los oficios litúrgicos, también nosotros debemos presentarnos con un corazón puro y con temor, para poder cantar y alabar a Dios como es debido, porque Suyos son el poder y la gloria, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
(Traducido de: IPS Pimen, Arhiepiscop al Sucevei și Rădăuților, Din cuvintele duhovnicești ale Sfinților Părinți, Editura Arhiepiscopiei Sucevei și Rădăuților, Suceava, 2003, p. 243)