Cuando todos nos abandonan, nos reencontramos al lado de Cristo
Cuando nuestro Señor Jesucristo fue clavado en la cruz, ¿en dónde estaban todos esos que tiempo antes le habían aclamado cual rey? ¿Y esos que habían gritado “¡Hosana!”? No había ninguno de ellos. Bajo la cruz permanecían sólo algunos cuantos indiferentes y otros que insultaban a Cristo.
En lo que respecta al hecho que tus amigos te han abandonado en tu aflicción, y ahora evitan encontrarse contigo, o abiertamente te insultan, se trata de algo verdaderamente doloroso. Pero también es un nuevo testimonio de una vieja experiencia humana. Cuando nuestro Señor Jesucristo fue clavado en la cruz, ¿en dónde estaban todos esos que tiempo antes le habían aclamado cual rey? ¿Y esos que habían gritado “¡Hosana!”? No había ninguno de ellos. Bajo la cruz permanecían sólo algunos cuantos indiferentes y otros que insultaban a Cristo. Los caporales romanos bostezaban de aburrimiento, mientras que los perros ladraban con maliciosa alegría. También bajo tu cruz permanece sea el bostezo indiferente, sea el ladrido malicioso. Alégrate, pues, que una gota de tu amargura se asemeja al mar de amargura del Señor crucificado.
(Traducido de: Sfântul Nicolae Velimirovici, Răspunsuri la întrebări ale lumii de astăzi, Editura Sofia, pp.15-16)