Cuidar el corazón para el Señor
Si lo cuidamos de toda influencia exterior, nuestro corazón se entregará completamente al Señor, y Él vendrá a morar en su interior.
Pensemos en un submarino, rodeado por millones y millones de gotas de agua, pero ninguna puede penetrar en su interior. Del mismo modo, el corazón al que ha descendido la mente, por acción de la Gracia de Dios, se mantiene herméticamente cerrado ante cualquier energía extraña. Este es el estado de completa lucidez del cual se hacen dignos aquellos que invocan sin cesar el santo Nombre de Jesucristo.
En verdad, la constante invocación del Nombre del Señor nos ayuda a realizar el mandamiento de amarlo con todo nuestro corazón. El Señor nos pide que le entreguemos todo nuestro corazón, porque desea compartirle Su vida. Si lo cuidamos de toda influencia exterior, nuestro corazón se entregará completamente al Señor, y Él vendrá a morar en su interior.
(Traducido de: Arhimandritul Zaharia Zaharou, Merinde pentru monahi, Editura Nicodim Caligraful, Putna, 2013, p. 152)