Palabras de espiritualidad

Cumpliendo lo que le prometemos a Dios

    • Foto: Stefan Cojocariu

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Translation and adaptation:

Prometerle voluntariamente algo a Dios, en medio de alguna aflicción o esperando obtener algo beneficioso —en la Biblia tenemos muchos ejemplos de esto— es algo encomiable.

Prometerle voluntariamente algo a Dios, en medio de alguna aflicción o esperando obtener algo beneficioso —en la Biblia tenemos muchos ejemplos de esto— es algo encomiable, cuando aquella promesa es, luego, puesta en práctica. Sin embargo, si no es respetada, es decir, si no se cumple lo que se le ha prometido a Dios, entonces quien hiciera tal promesa se vuelve culpable ante Dios. Porque la Santa Escritura dice: “¡Hagan votos al Señor, al Dios de ustedes, y vengan de todas partes a cumplirlos, traigan ofrendas para Dios!” (Salmos 75 , 11).

También el beato Jonás oró desde el vientre del pez, diciendo: “En acción de gracias te ofreceré un sacrificio y cumpliré mis votos: de Dios viene la salvación” (Jonás 2, 10). Y el profeta David, en el Salmo 115, dice: “Cumpliré mis promesas al Señor en presencia de todo su pueblo, en los atrios de la casa del Señor, en medio de ti, Jerusalén” (Salmos 115, 18-19). Y el sabio Salomón: “Más vale no prometerle algo que prometer sin cumplirlo” (Eclesiastés 5, 4).

(Traducido de: Sfântul Maxim Grecul, Viața și cuvinte de folos, Editura Bunavestire, Galați, 2002, p. 92)

 

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