La salvación es una obra de la misericordia de Dios, por la cual nos libra del pecado, si así lo deseamos y si también nosotros participamos en ella. Pero, si no lo queremos, a la fuerza nadie nos va a salvar. Esta es la voluntad de Dios, que el don de Su salvación sea siempre fruto del conocimiento, la voluntad y el amor humanos. Pero Dios es tan piadoso, que también Él nos ayuda a quererlo y a realizarlo. El camino a la salvación, o la ‟Senda”, comienza cuando el hombre viene —la mayoría de veces, después de reñir con la muerte— y entra en la Iglesia visible, la verdadera, que es ‟Una, santa, universal (católica) y apostólica”.

(Traducido de: Ieromonahul Arsenie Boca, Cărarea Împărăției, ediție îngrijită de Preot Prof. Simion Todoran și Monahia Zamfira Constantinescu, Editura Sfintei Episcopii Ortodoxe Române a Aradului, 1995, p. 16)