Palabras de espiritualidad

De cómo tenemos que celebrar las fiestas de la Iglesia

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

El que le enseña al ignorante el buen camino de Dios y consuela a los afligidos o a los que enfrentan alguna tribulación, ayudando a todos según sus posibilidades, ese festeja en su alma.

El hombre que, en las grandes fiestas de la Iglesia, deja a un lado el trabajo de sus manos y asiste a la iglesia, se reconcilia con todos los que estaban enfadados en su familia o con sus vecinos y, ya en la iglesia, participa de la Divina Liturgia y con temor de Dios celebra en su alma.

El que le enseña a su semejante a no obrar el mal y a perdonar a quienes le han ofendido, también festeja en su alma. El que lee las Santas Escrituras y se apiada de los necesitados, especialmente en las fiestas de la Iglesia, también festeja en su alma. El que le enseña al ignorante el buen camino de Dios y consuela a los afligidos o a los que enfrentan alguna tribulación, ayudando a todos según sus posibilidades, ese también festeja en su alma. El que, en los días de fiesta religiosa, visita a los enfermos, a los ancianos y a los más débiles, y los ayuda en su necesidad, también está celebrando espiritualmente. Aquellos que, en los días de fiesta de la Iglesia, les enseñan a sus hijos o a otros a ser obedientes, a orar correctamente a nuestro Buen Dios, a no robar y a no cometer maldades, también festejan en su alma y con el gozo de Dios participan en Sus santas fiestas.

(Traducido de: Arhimandritul Cleopa Ilie, Îndrumări duhovnicești pentru vremelnicie și veșnicie, Editura Teognost, Cluj- Napoca, 2004, p. 265)