De por qué le pedimos al Señor que bendiga a “Su pueblo”
Le pedimos al Señor que bendiga, que envíe Su Gracia y Sus dones a toda la Iglesia, y que la fortalezca interiormente.
“Salva, Señor, a tu pueblo y bendice tu heredad; concede la victoria a los cristianos ortodoxos sobre sus adversarios, y con tu Cruz protege a tu pueblo”. El inicio de esta oración está tomado del Salmo 27.
En el Antiguo Testamento, por la palabra “pueblo” se entendía únicamente a los confesores de la verdadera fe, a los hombres fieles a Dios. La “heredad” se refería a todo lo que en realidad pertenece a Dios, a lo que es Suyo, tal como la Iglesia de Cristo lo es en el Nuevo Testamento. Al orar por la salvación del pueblo de Dios (los cristianos), tanto de los tormentos eternos como de las adversidades terrenales, pedimos al Señor que bendiga, que envíe Su Gracia y Sus dones a toda la Iglesia, y que la fortalezca interiormente.
(Traducido de: Sfântul Ioan Maximovici, Predici și îndrumări duhovnicești, Editura Sophia, București, 2001, p. 91)