Los niños pequeños deben comulgar frecuentemente, porque la Santa Eucaristía fortalece nuestro cuerpo y nuestra alma. Desde luego que los bebés deben ser amamantados hasta antes que comience la Liturgia y los niños pequeños tienen permitido comer algo. Los niños más grandes deben ayunar antes de comulgar. Aunque lo mejor es que los niños empiecen a sentir la importancia de comulgar en ayunas, mientras más pequeños sean. A partir de los siete años, ya no se permite la ingestión de alimentos o bebidas antes de comulgar de los Santos Dones.

(Traducido de: Pr. Prof. Gleb Kaleda, Biserica din casă, traducere de Lucia Ciornea, Editura Sophia, București, 2006, p. 66)