Palabras de espiritualidad

Del poder de la Señal de la Cruz y de cómo un hombre fue salvado de la muerte y la pobreza

    • Foto: Bogdan Zamfirescu

      Foto: Bogdan Zamfirescu

Cuando el brujo se enteró de esto, se llenó de un temor santo, buscó al gran Apóstol Juan el Teólogo, renunció al paganismo, aceptó la fe cristiana y fue bautizado.

De la vida de San Juan el Teólogo sabemos, amados hijos míos, que un buen cristiano cayó en la pobreza más profunda y, viendo que no podía pagar sus deudas, decidió quitarse la vida. Con este propósito, visitó varias veces a un hechicero judío, para que le consiguiera algún veneno y así acometer su desdichado propósito. Pero, cada vez que regresaba a casa, antes de beber la pócima, hacía sobre ella la Señal de la Cruz y solamente después procedía a ingerirla. ¡Y el poder de la Señal de la Cruz lo mantenía indemne! Cuando el brujo se enteró de esto, se llenó de un temor santo, buscó al gran Apóstol Juan el Teólogo, renunció al paganismo, aceptó la fe cristiana y fue bautizado.

En lo que respecta al cristiano pobre, el Santo Apóstol Juan le pidió que le trajera un poco de heno, sobre el cual hizo la Señal de la Cruz... ¡y luego quedó convertido en un puñado de tallos de oro, que le dio a aquel hombre para que pagara sus deudas y comprara lo que necesitaba!

(Traducido de: Sfântul Ierarh Serafim (Sobolev) Făcătorul de minuni din Sofia, Predici, Editura Adormirea Maicii Domnului, Bucureşti, 2007, p. 199)