Desvestir el corazón de todo lo pernicioso
Debemos tratar de evitar todo aquello que trae agitación, dejadez, desasosiego y dolor a nuestro corazón.
No es posible acercarte al conocimiento de la verdad si tienes el corazón turbado. Por eso, debemos tratar de evitar todo aquello que trae agitación, dejadez, desasosiego y dolor a nuestro corazón. Quien quiera lavarse el cuerpo, antes debe quitarse la ropa.
Lo mismo sucede con el corazón: hay que desvestirlo de los atuendos de este mundo, para que el Purificador pueda entrar en él. Los benéficos rayos del sol no pueden tocar la piel, si antes no la descubrimos y la humectamos.
Esto es lo que ocurre también con el poder sanador y vivificador del Espiritu Santo.
(Traducido de: Tito Colliander, Calea Asceților, tradusă de părintele Dan Bădulescu, Editura Scara, București, 2002, p. 24)