Dios espera que respondamos inmediatamente al llamado a Su amor total, sin permitirnos vacilación alguna. A Dios le agrada más una respuesta inmediata ante Su llamado, aunque no te sientas preparado, que la postergación bajo el pretexto de prepararte debidamente. La acción virtuosa esperada por Dios debe ser realizada en el acto.

De lo contrario, te acostumbrarás a los aplazamientos y tal vez nunca pongas en práctica eso que has ido retrasando. Atención: es posible que nunca más puedas practicar la buena acción que podrías hacer hoy. Entonces, invoca el nombre del Señor, con la confianza de que lo que pides te será de provecho.

(Traducido de: Drd. Alexandru Prelipcean, Spiritualitate creștină și rigoare științifică: Notele de subsol ale Filocaliei românești. Volumul I, Editura Doxologia, Iași, 2013, p. 202)