La fe, este maravilloso “aparato” espiritual, sembrado por Dios en cada uno de nosotros de una forma que no podemos entender, “capta” todo esto, tal como un aparato de radio capta las ondas electromagnéticas, imposibles de sintonizar sin su ayuda, ondas que antes de la invención del radio eran consideradas inexistentes. ¡Pero, he aquí que eso “inexistente” sí que existía!

Ahora sabemos que esas ondas nos rodean y abarcan por completo nuestro planeta, aunque no podamos verlas. Lo mismo sucede con la fe: “capta” las ondas de la eternidad y nos convence fehacientemente de la existencia de los ángeles y los demonios. El Santo Apóstol Pablo nos ofrece una definición clásica para la fe: “La fe es la certeza de lo que no se ve” (Hebreos 11, 1).

(Traducido de: Arhimandritul Serafim Alexiev, Viaţa duhovnicească a creştinului ortodox, traducere din limba bulgară de Valentin-Petre Lică, Editura Predania, Bucureşti, 2010, p. 8)