Muchos se preguntan, "¿Para qué nos creó Dios, si en este mundo sólo nos esperan enfermedades, problemas, disgustos y aflicciones, vicios, hombres malos, la envida y el odio de los demás?"

Ante todo, debemos tener algo claro: Dios nos creó, no para el dolor, sino para la alegría. ¿En dónde encontramos por primera vez al hombre? ¡En el Paraíso! De acuerdo a lo que atestiguan las Sagradas Escrituras, especialmente el Nuevo Testamento, el hombre fue hecho para el Paraíso, no para el infierno. El hecho que muchos se pierdan no significa que eso sea lo que Dios pensó para el hombre. ¡No! Porque “Dios es amor” (I Juan 4, 8).

(Traducido de: Arhimandrit Serafim Alexiev, Viaţa duhovnicească a creştinului ortodox, traducere din limba bulgară de Valentin-Petre Lică, Editura Predania, Bucureşti, 2010, p. 217)