Palabras de espiritualidad

Educando en la obediencia

  • Foto: Silviu Cluci

    Foto: Silviu Cluci

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Si al hablar sobre las virtudes, nos preguntamos cuál de ellas ocupa el primer lugar, debemos responder que la virtud más importante, la principal en cada niño bien educado debe ser, sin duda, la obediencia.

La fe sin obras está muerta, dice el Apóstol.

No importa cuán correcta sea la educación religiosa que reciban, porque tus hijos no sólo deben ser piadosos en teoría, sino virtuosos en su actuar, Para esto es necesario enseñarles, desde pequeños, todo lo que es bueno y alejarlos de lo malo, sembrando en sus corazones las distintas virtudes cristianas y arrancando de ellos cualquier vicio y error. Si, hablando sobre las virtudes, nos preguntamos cuál de ellas ocupa el primer lugar, debemos responder que la virtud más importante, la principal en cada niño bien educado debe ser, sin duda, la obediencia. En este punto, es posible preguntarse, “¿Cómo pueden los padres sembrar la obediencia en los corazones de los niños?”

Si los padres quieren que sus hijos sean realmente obedientes, de tal manera que respeten los límites de la obediencia, incluso cuando se hallen fuera del rango de la vigilancia paterna y si desean que no esperen ninguna retribición por su obediencia y que no teman ser castigados si la infringen, deben instruirlos, desde muy pequeños, en la obediencia a Dios, frente a sus propios padres. Los padres deben mostrarle a los niños, no importando cuán pequeños sean, que han recibido ese mandato de parte de Dios y que el mismo Dios ordenó que los padres deben ser honrados por los hijos, sometiéndoseles, sabiendo que si no lo hacen, estarán pecando contra Él, por lo que serán castigados. Pero si, al contrario, obedecen y honran a sus padres, atraerán hacia ellos la bendición de Dios, tanto en este mundo, como en la vida eterna.

Es importantisímo, igualmente, enseñarle a los niños que, por medio de la obediencia hacia sus padres, ellos se asemejan al niño Jesús, del cual el evangelista Lucas decía que respetaba lo que le ordenaban Sus padres. Este Divino niño Jesús debe ser mostrado permanentemente a los niños, como un ejemplo luminoso, al cual deben seguir.

(Traducido de: Sfântul Vladimir, mitropolitul Kievului, Despre educație, Editura Sofia, București, 2003, pp. 103-105)

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