Ejercicio espiritual
Asumamos toda la culpa para nosotros mismos. Es un ejercicio espiritual que nos ayuda a perfeccionamos.
Perdonar es un trabajo permanente.
Busquemos siempre la manera de justificar al otro: talvez estaba muy cansado, talvez está enfermo, talvez fue educado de una forma distinta, talvez no lo entendí bien, talvez era yo el que estaba cansado o molesto... Asumamos la culpa como nuestra. Este es un ejercicio espiritual que nos ayuda a perfeccionarnos. Pero no nos perturbemos, porque nadie puede perdonar inmediatamente. Si fuera así de fácil, no existiría ese mandato a medio Evangelio, ni Dios nos hubiera prometido Su Reino a cambio de algo tan sencillo de ejecutar. Es un sacrificio. Pero, ejercitándonos, si siempre intentamos practicar esto que les acabo de decir, seguramente lo vamos a conseguir.
(Traducio de: Ieromonah Savatie Baştovoi, A iubi înseamnă a ierta, Editura Cathisma, Bucureşti 2010, p. 79)