El amor debe manifiestarse en la realidad
Como respuesta al amor de Dios, cada vez que volvamos de la iglesia, lo haremos con algún extraño, a quien invitaremos a comer con nosotros.
Si realmente queremos demostrar cuánto amamos a nuestro prójimo, como respuesta al amor de Dios, cada vez que volvamos de la iglesia, lo haremos con algún extraño, a quien invitaremos a comer con nosotros. Y no necesariamente me estoy refiriendo a algún indigente, aunque estaría bien que así fuera. ¿Para qué? Para demostrar nuestro amor, porque el amor también se manifiesta de forma tangible.
“Te amo” puede ser una expresión sosa. Los chicos de secundaria escriben “te amo” en un trocito de papel, lo firman y a hurtadillas se lo lanzan a la chica que sienta junto a la ventana… El problema es que a veces el mensaje cae en manos de otra chica. Esta desdobla el papelito y lee su contenido; llena de felicidad, repite en voz alta lo que acaba de leer. El maestro la escucha y deja de escribir en la pizarra. El chico utilizó una expresión de afecto, sí, pero que carece de fundamento. Y es que el amor es algo totalmente distinto.
(Traducido de: Părintele Nicolae Tănase, Soț ideal, soție ideală, Editura Anastasis, 2001, pp. 63-64)