El amor nos salva
Si el hombre no tiene paciencia, ni bondad, ni generosidad en todas sus formas, es que le falta el amor y está lejos de Dios.
Al terminarse esta vida, cada uno de nosotros tendrá que rendir cuentas de cómo y dónde utilizó el “dinero” de su tiempo. ¡Ay de nosotros si lo hemos malgastado asistiendo a espectáculos vergonzosos, en fiestas, entre placeres carnales y sueños vacíos! ¿Cómo podrá defendernos nuestra lengua, si la tendremos atada?
Cuando el hombre no es paciente ni bondadoso, es que no hay amor en su interior. Insisto, si el hombre no tiene paciencia, ni bondad, ni generosidad en todas sus formas, es que le falta el amor y está lejos de Dios. San Cosme de Etolia dice: “He conocido que dos amores son los que nos salvan: el amor a Dios y el amor al prójimo”. Si nos faltan estas dos virtudes, las demás no tendrán ningún fundamento.
Nosotros, los cristianos, con la luz de Dios, tenemos mucho qué ofrecer: podemos ayudar a los necesitados de lo material, pero también podemos practicar la caridad espiritual, que es una gran virtud. Tenemos que implicarnos en una auténtica cruzada de amor al prójimo. Ayudemos al necesitado, pero no tanto con lo material, sino especialmente en lo espiritual.
(Traducido de: Avva Efrem Filotheitul, Sfaturi duhovniceşti, traducere Pr. Victor Manolache, Editura Egumeniţa, Alexandria, 2012, p. 55)