Si alguno se atreviera a repetir esta oración según los dictados de su propia mente, sin seguir las disposiciones de los Santos Padres, sin aconsejarse con los más experimentados, sino lleno de orgullo, obedeciendo a sus propias pasiones y debilidades, viviendo sin obediencia y sumisión, incluso aislándose en lo solitario del desierto, en verdad les digo que ese caerá en todas las trampas del maligno. Porque los Santos Padres llaman “arte” a esta divina oración. Tal como el arte no es algo que podamos aprender por nuestra propia cuenta, sin contar con un mentor, así también no es posible aprender la “Oración de Jesús” sin tener un guía experimentado.

(Traducido de: Sfântul Paisie Velicicovschi, Patru sute cugetări creştine, Editura Credinţa Strămoşească, 1998, p. 14)