El consejo adecuado, para la persona adecuada
Nadie se hace bueno a la fuerza. Tampoco Dios quiere que sigamos el camino de la virtud a la fuerza, sino sólo por nuestra propia voluntad.
Intentemos hacer buenos a los malos, dándoles los consejos adecuados. Y si desprecian nuestras palabras, no insistamos. Nadie se hace bueno a la fuerza. Tampoco Dios quiere que sigamos el camino de la virtud a la fuerza, sino sólo por nuestra propia voluntad.
Alguno me preguntará: “¿No es mejor forzar a los otros a hacerse buenos, que dejar que sigan viviendo en la maldad?”. No. Porque quien se hace bueno a la fuerza, no será bueno para siempre. Una vez se vea libre de toda sujeción, volverá a su antigua maldad. Por el contrario, quien se hace bueno por su propia voluntad, permanecerá con determinación en el camino de la virtud.
(Traducido de: Sfântul Ioan Gură de Aur, Problemele vieții, Editura Egumenița, Galați, pp. 372-373)