El corazón de la Madre del Señor no rechaza ninguna oración
Ella está siempre lista para darnos su auxilio, para consolarnos en el dolor, para confortar nuestra sufriente alma, tan deshecha y devastada, serenándonos en sus brazos de madre.
La Madre del Señor está ahora a la derecha de su Hijo. Frente a ella, quien es más venerada que los querubines e infinitamente más glorificada que los serafines, se inclinan todos los arcángeles y ángeles en los Cielos, y a ella rinden honor todos los fieles cristianos del mundo. Sin embargo, también está permanentemente a nuestro lado, no importa en dónde y cómo vivamos. Ella está siempre lista para darnos su auxilio, para consolarnos en el dolor, para confortar nuestra sufriente alma, tan deshecha y devastada, serenándonos en sus brazos de madre, animándonos, fortaleciéndonos y alentándonos.
En su corazón de madre no existe tan siquiera un “no” para alguna de las oraciones a ella dirigidas. Como una mamá amorosa, corre rápidamente al encuentro de sus pequeños, cuando estos sufren, se atormentan y están en peligro de morir. Y, como Madre del Altísimo, tiene gracia y fuerza divina para socorrernos.
(Traducido de: Arhimandrit Chiril Pavlov, Lauda Maicii Domnului, Editura Egumenița, Galați, 2012, p. 6)