El don de los santos se percibe no solamente por medio de sus palabras, sino con su sola presencia
En un momento dado, el abbá Antonio le dijo: “¡Tienes mucho tiempo de venir a visitarme y nunca me has preguntado nada!”. Y el hermano le respondió así: “Para mí es suficiente con verle a usted, padre”.
Tres padres tenían la costumbre de visitar al venerable Antonio cada año. Y dos de ellos le preguntaban sobre la naturaleza de sus pensamientos y la salvación del alma, en tanto que el tercero callaba, sin pronunciar palabra alguna. En un momento dado, el abbá Antonio le dijo: “¡Tienes mucho tiempo de venir a visitarme y nunca me has preguntado nada!”. Y el hermano le respondió así: “Para mí es suficiente con verle a usted, padre”.
Se dice que uno de los ancianos le pidió a Dios poder ver a los Padres. Y los vio a todos, pero no al abbá Antonio. Entonces, preguntó: “¿En dónde está el abbá Antonio?”. Y le respondieron: “En el lugar donde está Dios, allí está él”.
(Traducido de: Patericul, ediția a IV-a rev., Editura Reîntregirea, Alba-Iulia, 2004, p. 9)