El don del Espíritu Santo que todo lo renueva
Aún en el más pecador de los hombres puede florecer una primavera de despertar a una vida nueva, cuando sopla el cálido y bendecido viento del Espíritu Santo.
Por muy pecador que sea alguien, no se ha perdido por completo. Por mucho que caiga una persona, aún puede alcanzar la salvación. Es como un árbol que ha perdido sus hojas al venir el invierno con un vendaval de tentaciones y pecados, pero que aún conserva la fuerza para reverdecer.
Aún en el más pecador de los hombres puede florecer una primavera de despertar a una vida nueva, cuando sopla el cálido y bendecido viento del Espíritu Santo. En la vida de cada persona hay momentos en los que sopla con una fuerza vivificadora el viento del Espíritu Santo.
En la vida de cada hombre hay momentos en los que se siente un rebosamiento, un don, un anhelo ferviente de una vida nueva. Muchos de los que han vuelto al Señor atestiguan que, sintiendo esos momentos y dejando que el Espíritu Santo siga obrando, han retomado el camino de la salvación.
(Traducido de: Preotul Iosif Trifa, Oglinda inimii omului, Editura Oastea Domnului, Sibiu, 2009, p. 31)