Palabras de espiritualidad

El esencial rol de la madre

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

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Nadie conoce mejor que la madre, los puntos fuertes y los puntos débiles del carácter del niño y nadie sabe mejor qué se puede hacer con su temperamento. Nadie mejor que la madre sabe hasta dónde puede llegarse con la severidad y hasta qué punto es permitida la tolerancia, nadie maneja mejor el arte de incentivar en el niño el deseo de aprender, nadie sabe atraerle mejor la atención, nadie puede darle mejores enseñanzas prácticas.



 

Ser madre es un servicio, y la primera condición del servicio en la fe es la abnegación. La verdadera madre, fiel a su llamado, no dice: “Este es mi hijo, al que engendré para mí misma”. Ella piensa: “He aquí un hombre que ha venido al mundo para su bien”. “¿Qué será este niño?” (Lucas 1, 66), preguntan la tierra, el Cielo y el infierno, asomándose a la cuna donde yace la pequeña criatura. La respuesta depende en gran parte de la educación, y la educación, de la madre.

De cómo empiece la educación dependen muchas cosas: en la forma en que sea orientado el niño durante sus primeros años, se esconde el embrión de sus actividades cuando crezca. Y esos primeros años de vida transcurren en manos de la mamá... ¿Quién podría sustituirla, entonces? ¿El padre? Pero el padre no tiene la suficiente inclinación, el suficiente tiempo, ni la suficiente paciencia, mientras que la madre lo tiene todo.

Nadie conoce mejor que la madre, los puntos fuertes y los puntos débiles del carácter del niño y nadie sabe mejor qué se puede hacer con su temperamento. Nadie mejor que la madre sabe hasta donde puede llegarse con la severidad y hasta qué punto es permitida la tolerancia, nadie maneja mejor el arte de incentivar en el niño el deseo de aprender, nadie sabe atraerle mejor la atención, nadie puede darle mejores enseñanzas prácticas.

Nadie, excepto la madre, es capaz de hacer crecer este retoño así como es debido. La mayor influencia que existe en las relaciones humanas, es la de la mamá. Pero no le pidan acciones sistemáticas: ella actúa mucho más por inspiración, que calculadamente. Puede parecer que actúa improvisadamente, pero dejen en sus manos la educación del niño, y el sentimiento de la madre llegará más certeramente al blanco que todos los razonamientos del padre, ¡Y qué cambios tan maravillosos suceden cuando los hijos se hallan bajo la influencia de la madre!

(Traducido de; Protoiereul Dimitrie Sokolov, Cum să educăm ortodox copilul. 300 de sfaturi înțelepte pentru părinți de la sfinți și mari duhovnici, trad. din lb. rusă de Adrian Tănăsescu-Vlas, Ed. Sophia, București, 2011, pp. 58-59).

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