Palabras de espiritualidad

El Espíritu Santo nos ayuda proporcionalmente a nuestra humildad

  • Foto: Stefan Cojocariu

    Foto: Stefan Cojocariu

Si aprendemos a vivir en paz y armonía, si desaparece la animadversión entre nosotros, el Espíritu Santo nos ayudará.

Cuando te cubre el Espíritu Santo, dejas de ver y considerar cualquier buena acción que hayas realizado antes; en ese maravilloso momento sólo sabes de dónde vienes, a dónde debes llegar y qué tienes que hacer para alcanzar la perfección.

Cuando los rayos del Espíritu Santo tocan al avanzado en lo espiritual y descienden a su corazón, éste empieza a estimarse pequeño e insignificante, viendo solamente la misericordia de Dios ante sus incontables faltas. Así es como empiezan a brotarle lágrimas desde su interior.

El Espíritu Santo se apiada de nosotros y nos ayuda en la medida de nuestra humildad. Nosotros, con nuestras propias capacidades, no podemos hacer nada. Sólo con la ayuda del Espíritu Santo podremos vencer, y esto, sólo en la medida en que avancemos en la oración. En consecuencia, mientras más te esfuerces y más busques a Dios, más te amparará el Espíritu Santo y te revelará lo que te hace falta.

Muchas veces señalamos a otros como responsables de nuestros pecados. ¡No es correcto! Cada uno es responsable de sus propias faltas. Si aprendemos a vivir en paz y armonía, si desaparece la animadversión entre nosotros, el Espíritu Santo nos ayudará.

(Traducido de: Părintele Proclu Nicău, Lupta pentru smerenie şi pocăinţă, Editura Agaton, Braşov, 2010, p. 59)