El hombre justo es un atleta en pos de la salvación
No es recompensado solamente aquel que hace el bien, sino también aquel que soporta pacientemente el mal.
Del mismo modo en que el atleta que participa en maratones está obligado a soportar el frío y el calor más tórrido, el polvo y la transpiración, para finalmente ganarse los laureles de la victoria, también el hombre justo, participante en este maratón espiritual, debe soportar muchos sufrimientos, para recibir, en la vida futura, la corona del triunfo.
Y si es digno de admiración el cuerpo que es capaz de soportar el sufrimiento y los tormentos, en mayor medida merece nuestros elogios el alma que puede, con paciencia y valentía, enfrentar cualquier infortunio, sin desviarse un ápice de su propósito. Por eso, no es recompensado solamente aquel que hace el bien, sino también aquel que soporta pacientemente el mal.
(Traducido de: Sfântul Ioan Gură de Aur, Problemele vieții, Editura Egumenița, Galați, 2007, p. 265)