El medicamento de la lectura espiritual
“Un mal libro te hace mal, pero un buen libro te hace bien. Aunque no estés preparado para ponerlo en práctica, tu anhelo interior, tu hambre del bien empezará a fermentarse y a crecer en tu interior, poco a poco, de manera que, cuando menos lo esperes, sin estridencias y sin sentirte obligado, empezarás a ponerlo en práctica”.
Respecto a la lectura, el anciano Porfirio explicaba: “Un mal libro te hace mal, pero un buen libro te hace bien. Aunque no estés preparado para ponerlo en práctica, tu anhelo interior, tu hambre del bien empezará a fermentarse y a crecer en tu interior, poco a poco, de manera que, cuando menos lo esperes, sin estridencias y sin sentirte obligado, empezarás a ponerlo en práctica”. Y sobre el punto débil de muchos, quienes olvidan lo que han leído, decía: “Todo lo que leemos se va almacenando en nuestra mente, y cuando Cristo considera que nos es de provecho, nos lo revela”. Por tal razón, solía pedirles a todos que leyeran el Evangelio, “el cual encierra un gran tesoro y resuelve todos los problemas. El Evangelio es una filosofía verdadera, una filosofía revelada. Es la verdad de Dios, tal como fue formulada desde el principio. No hay más verdades, o primicias, aunque el mundo haya progresado con la ciencia y aunque los hombres hayan tocado los astros”.
(Traducido de: Andrei Andreicuț Arhiepiscopul Alba Iuliei, Mai Putem Trăi Frumos? — pledoarie pentru o viaţă morală curată, Editura Reîntregirea, Alba Iulia, 2004, p. 55)